La homosexualidad es una orientación sexual
tan natural, como puede ser la heterosexualidad, no llevando asociada ninguna
particularidad especial. Algunos afirman que el vicio está asociado a las
personas homosexuales, pero están muy equivocados. El vicio es un atributo
adquirido por los seres humanos, sin distinción de orientación sexual; se puede
ser heterosexual y ser vicioso,
homosexual y serlo igualmente, no depende de la orientación sexual,
estando promovido por causas ajenas.
Igualmente, la apariencia de los distintos seres humanos, no está
relacionada con sus distintas orientaciones sexuales. El estereotipo adquirido,
que muestra a todas las mujeres como femeninas, no depende de la orientación
sexual; se puede ser muy femenina y ser lesbiana, o se pude ser menos femenina
y ser heterosexual, todo depende de los gustos, preferencias y formas de ser de
los distintos seres humanos.
Otro estereotipo de
nuestra sociedad es asimilar gay con homosexual, otro estereotipo completamente
falso, pues la apariencia femenina de los varones, en absoluto está asociada a
su orientación sexual.
La inmensa mayoría de los seres humanos han
tenido alguna vez fantasías con personas de su mismo sexo, sin verse modificada
su orientación sexual. Además, muchas personas heterosexuales, han tenido
experiencias homosexuales por distintas causas, igualmente sin abandonar su
orientación heterosexual. La sexualidad humana es compleja y caprichosa, pero
en absoluto condiciona la orientación sexual de un ser humano.
Al igual que el vicio, la promiscuidad no es
un atributo del colectivo LGTB, si no una característica del ser humano, que ha
adquirido a lo largo de su vida y no tiene nada que ver con ninguna orientación
ni identidad sexual.
La ignorancia
confunde a nuestra sociedad, nunca confundamos identidad sexual con orientación
sexual, pues no es lo mismo un ser humano transexual, que desgraciadamente ha
nacido en una identidad sexual que no le corresponde, que le impulsa a
conseguir la identidad que realmente desea adquirir, con las personas
homosexuales, que están contentos con su sexo. La única diferencia es que se
sienten atraídos por personas de su mismo sexo, pero ello no conlleva en
absoluto que deseen cambiar de sexo.
La homosexualidad es
una opción tan válida como la heterosexualidad, y así mismo un comportamiento
natural, que no conlleva ninguna enfermedad. El tratamiento médico o psicológico
debería estar aplicado a las personas que sostienen resistencia ante sus
derechos humanos, pues con su ignorancia demuestran su insalubridad.
A lo largo de la
historia la homosexualidad ha sido una práctica común, ya en Mesopotamia o la
antigua Grecia era un comportamiento común según los escritos, y seguramente en épocas
anteriores. Aunque no adquiría la misma consideración que podemos ver en la
actualidad, ya que el patriarcado mantenía una hegemonía clara en estas
sociedades. Por tanto, la homosexualidad ha existido en todas las épocas,
aunque tristemente la discriminación hacia este colectivo ha sido fuerte en la
mayoría de las sociedades pasadas, provocando la ocultación de la orientación
sexual ante el temor de ser rechazado, perseguido e incluso eliminado
físicamente por su identidad sexual.
En la Edad Media las
cosas no fueron mejor, la Iglesia perseguía toda disidencia religiosa, y las
prácticas homosexuales se pusieron en el punto de mira, con una herramienta
represiva como la Inquisición.
Ni la modernidad ni
la contemporaneidad trajeron algún atisbo de cambio, y aquellos seres humanos desposeídos
de su orientación o identidad sexual siguieron siendo desposeídos de sus
propios derechos y libertades. Ni siquiera las revoluciones cambiarían las
cosas, ya que históricamente este colectivo ha sido maltratado por todo tipo de
poderes e ideologías. Regímenes y
organizaciones izquierdistas consideraban las prácticas de este colectivo como
un pequeño vicio burgués, en ocasiones serían respetados, otras veces relegados
a un segundo plano, y otras muchas veces perseguidos y oprimidos, por los
mismas ideas que luchaban por la igualdad universal.
Pero si la misma
izquierda se mostraba reticente a la aceptación de este colectivo, podéis
imaginar las simpatías de las fuerzas reaccionarias, más aún cuando el fascismo
entró en escena.
Los crímenes producidos por la Alemania Nazi, la Italia
Fascista o el Régimen Franquista son muy conocidos, y escasamente reparados,
por ejemplo, Alemania, no reconoció oficialmente las penas injustas al
colectivo LGTBI durante la Alemania Nazi.
En nuestro país las
cosas no fueron mejores, ya que con el
derrocamiento del régimen republicano, se
instauraría un régimen fascista que intentaría eliminar cualquier atisbo
de disidencia interna. En principio el régimen se cebó con sus enemigos
políticos, llevando a cabo una limpieza selectiva
de toda oposición política, con el beneplácito o la pasividad de la escena
internacional. Desmontada toda disidencia política, los apoyos de la Iglesia
Católica y la psiquiatría serian claves para perpetrar una homogeneización de
la sociedad española que tendría en la ley de vagos y maleantes su principal
pilar.
Los homosexuales
fueron llevados a cárceles o a campos de concentración, las mujeres fueron relegadas
a la tutela del patriarcado y el Estado, las “desviaciones sexuales” fueron
consideradas como patologías enfermizas y fueron solucionadas con descargas
eléctricas y sermones religiosos, y en definitiva las personas del colectivo
del LGTBI fueron relegadas a su destierro sexual y natural, cuando no al dolor
y la humillación.
Fuera de la dictadura
franquista, las cosas tampoco iban mejor para el colectivo, y es que una de las
grandes vergüenzas de nuestro mundo actual, es haber considerado la
homosexualidad como una enfermedad hasta 1990, según la prestigiosa
Organización Mundial de la Salud.
Sí, por los censores españoles tachaban en rojo todo lo
relacionado con el sexo, las drogas, la homosexualidad… y todo lo considerado
subversivo. Pero algunos elementos externos empezaron a cambiar en aquel
sistema endógeno, pues el turismo empezaría a forjarse como empresa nacional, y
trastocaría aquellos rancios rudimentos del imaginario español. Y es que,
cuando hay dinero de por medio, las permisividades se consienten, y las
costumbres ancestrales dejan de ser la prioridad.
Y con la muerte de Franco todo comenzó a tambalearse, y
por una vez el colectivo LGTBI pudo coger el timón de su identidad, sin ningún
miedo, a pesar de las represalias que pudieran tener la conquista de su
libertad. Al igual que en otros países, en España, homosexuales, transexuales,
bisexuales, intersexuales, o cualquier otra identidad o orientación sexual,
tomaron las calles para pedir su libertad sexual y su libertad democrática.
En España los derechos del colectivo LGTBI han mejorado
mucho, siendo una de sus máximas conquistas la ley de matrimonio homosexual de
2005, promovida por el PSOE, pero también es verdad, que los cambios
legislativos e institucionales, no se han correspondido con el imaginario
colectivo de la sociedad. Más aún cuando se establecen campañas homofóbicas de organizaciones
ultracatólicas, cuando escuchamos insultos homofóbicos en cualquier
conversación o medio de comunicación o al encontrarnos con casos de acoso
escolar por estos motivos. Aquí podéis ver un video que ilustra este problema:
La
exposición de este docente es de gran relevancia, ya que retrata de primera
mano la situación de muchos estudiantes del colectivo LGBTI, que pueden
sentirse faltos de apoyo para desarrollar su personalidad de una manera
natural. La ley LGBTI extremeña puede ser un primer paso para cambiar las
cosas, ya que al tener una ley específica, los docentes y equipos directivos
disponen de una herramienta útil para llevar a cabo medidas preventivas y
actuaciones contra el denominado acoso homofóbico o transfóbico.
Me parece muy interesante la afirmación que hace
este docente, señalando que a veces se engloba este tipo de acoso en una
etiqueta más grande, calificándolo de acoso escolar o bullying; claro está, que
este problema representa un tipo de acoso escolar, pero tanto su significado
como su significante, tienen una naturaleza distinta que debemos de combatir
con propuestas concretas, como las que sugiere la ley LGBTI Extremeña.
En mi opinión , iniciativas legislativas como está pueden proponer una hoja de ruta común para solucionar el problema, desarrollando distintos planes de convivencia, protocolos de actuación o planes de intervenciones; además no podemos dejar atrás las sanciones hacia las conductas contrarias al cumplimiento de la ley, pero me parece más importante, tanto la formación del personal docente como la concienciación del alumnado hacia este problema.
En mi opinión , iniciativas legislativas como está pueden proponer una hoja de ruta común para solucionar el problema, desarrollando distintos planes de convivencia, protocolos de actuación o planes de intervenciones; además no podemos dejar atrás las sanciones hacia las conductas contrarias al cumplimiento de la ley, pero me parece más importante, tanto la formación del personal docente como la concienciación del alumnado hacia este problema.
En
definitiva, El amor tiene que ser libre y debe de haber
protección para las parejas, sean del sexo que sean. Con respecto a la cuestión de las relaciones, mi
visión general es que la libertad significa libertad para todos. La gente
debería ser libre de entrar en cualquier tipo de relación que quieran (Dick
Cheney).
"Que Dos Seres Que Se Aman Sean Libres Para Amarse y No Tengan Que Humillarse Por Su Condicion Sexual"